Desde el Grupo OLAM ampliamos la alianza con el Coach Sergio Carrón para que las organizaciones desarrollen un proceso de cambio integral y transformación digital para incluir a las personas en ella. “Un proceso de transformación digital se piensa que es un cambio en el sistema informático, pero según la envergadura del sistema a ser implementado, en verdad es un cambio en la cultura organizacional”, indicó el especialista sobre esta nueva campaña lanzada.

Existen muchos procesos que se deben tener en cuenta y el más importante es tener en cuenta a las personas para que puedan ser parte del cambio, agregó el consultor. Lo que pasa en una organización depende de las personas, no importa tener la mejor tecnología, la mejor infraestructura, los mejores precios y promociones; si nuestra gente no está alineada y comprometida, no se generará el cambio ni se sumarán, según Carrón.

Servicio a medida

El coach dijo que este servicio responde a necesidades a medida, que pasan por entender la situación y las complejidades que pueda estar llegando a tener cada empresa. «Nos pueden contactar para que juntos con el Grupo OLAM podamos desarrollar estrategias que puedan incluir a toda la empresa. Porque lo que pasa normalmente es que las necesidades pasan por una mejor inserción del talento dentro de los procesos y eso hay que trabajarlo», dijo.

La alianza entre Carrón y el Grupo OLAM responde a la necesidad que se ve en el mercado de trabajar en mejorar las implementaciones técnicas incorporando el talento dentro de ellas.

Entre los servicios que se realizarán en conjunto son las implementaciones acompañado de las sesiones grupales y con los líderes de las empresas como también los talleres de gestión de cambio y de emociones. 

“Tengamos en cuenta que uno de los motivos por los cuales hay resistencia al cambio es por no tener toda la información, por lo cual uno se opone sin entender claramente qué ocurrirá. Por lo cual, siempre que apostemos al desarrollo de los colaboradores, estamos haciendo una inversión adecuada”, opinó ya que esto no ocurre porque las personas razonan, tienen emociones y resistencia al cambio, opinión propia y todo esto hay que saber gestionar.

Agrego que “a veces se piensa que las personas son como las PC, se les carga un sistema, se reinician y levantan el nuevo sistema”.

“Hay que terminar de comprender que existen procesos por el que deben pasar las personas. No porque uno da la orden, los demás se van a sumar. No es solo mostrar, sino ayudar a interactuar con el sistema, explicar de qué trata este nuevo sistema, realizar una inducción e incluso una vez implementado, debe haber sistemas de control”, señaló.

Colaboradores son el valor agregado 

Los colaboradores son claves para el proceso que se quiere impulsar en las empresas. El coach dijo que en la dinámica de utilizar la tecnología se comienza por el conocer la herramienta, luego ver qué realiza y posteriormente interactuar con ella.

Por ende el objetivo de un proceso de cambio tecnológico no debe quedar en “saber” que hay un cambio, o “recibir” los documentos relacionados, se debe llegar a “interactuar” con el proceso de cambio, mediante información adecuada, capacitaciones pertinentes (tanto técnicas como actitudinales), asumir la gestión emocional de la incertidumbre, entre otras acciones.

El Coach Sergio Carrón resaltó que los principales inconvenientes que se presentan dentro de la implementación de un proyecto tecnológico tienen relación al factor humano, ya que en la mayoría de los casos, si bien se tienen claro los plazos, cumplimientos y tareas que deben desempeñar los colaboradores, no se consideran aspectos actitudinales, como la aceptación, la resistencia al cambio, la incertidumbre, los hábitos, etc.

También puede ocurrir que al ser un nuevo sistema o actualización a utilizar, los líderes asumen que se aceptará, sin tener en cuenta estrategias para “conquistar” a los colaboradores con el cambio, además no se tienen en cuenta los roles necesarios para liderar la implementación. En algunos casos no se incluyen jornadas de capacitación para conocer la nueva actualización o herramienta adquirida, según el profesional.

“Lo que pasa es que en la mayoría de los casos tenemos una óptica de tecnología, pero para cumplir con el objetivo de llevar a cabo los procesos, las personas deben ser consideradas, y esto no siempre ocurre. Es importante analizar e incluir ante toda nueva acción, el planteo de cuánto tiempo se va a invertir para conquistar a los clientes internos, entre otras cosas. Este proceso no debe llevar mucho tiempo, pero tampoco puede ser apresurado en el marco de un cambio o implementación”, expresó el consultor de empresas.

Dijo que por más que la tecnología sea beneficiosa y llegaría a solucionar a las empresas en una o varias situaciones en particular, el plantel requiere de un tiempo, un proceso de conquista para que se les explique, que se negocien sus propios tiempos de asimilar e interactuar con la herramienta.

Tiempo de adopción de los cambios

Al destacar como uno de los grandes desafíos a atacar, precisamente el consultor dijo que “una de ellas es que la institución no da un tiempo necesario o al menos incluir unos días para la adopción, información y estipular ese período para que las personas a su ritmo sean capacitadas en el nuevo sistema”.

Carrón indicó que de hecho la resistencia al cambio es hasta una parte normal del proceso de cambio y es allí en que emerge la figura de liderazgo de aquellos que encabezan la administración de la empresa. “Ya que no es solo transmitir instrucciones, sumarse a la nueva ola, implementar la tecnología, sino conversar sobre la situación en general, poner en contexto e informados a todos, convencer, negociar y sostener al equipo para que vaya por el camino de la transformación y el de la innovación”, puntualizó.

Y esto implica que, además de los cambios tecnológicos e informáticos, se debe visualizar y trabajar un cambio en las actitudes, los hábitos, las funciones, las responsabilidades, de las personas que trabajan en la organización, indicó Carrón. “Porque si no trabajamos estos puntos tendremos resistencia, tendremos huelga de brazos caídos (que básicamente es, no se usará el nuevo sistema), tendremos desgastes en las relaciones, tendremos rotación del personal y, sobre todo, tendremos la sensación de que este cambio, en vez de mejorar a la organización, está poniendo en riesgo su funcionamiento”, apuntó.